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Kristau doktriņa guztiaren esplikazioaren saiakera (1)
Jose Ignazio Gerriko
1805, 1858

      [liburua osorik RTF formatuan]
      [Literaturaren Zubitegia]

 

Iturria: Cristau doctriña guztiaren esplikazioaren sayaquera (Lenengo liburua edo tomoa), José Ygnacio de Guerrico. Mendizabalen alargunaren moldiztegia, 1858.

 

 

aurrekoa hurrengoa

PROLOGO DE LA IDEA, METODO Y
DIVISION DE LA OBRA BASCONGADA,
CUTO TITULO TRADUCIDO
AL CASTELLANO ES:
ENSAYO

 

        De la explicacion de toda la doctrina de Jesu-Cristo dispuesta y repartida en pláticas bascongadas por el Presbítero Don José Ignacio de Guerrico, Beneficiado de Mutiloa en la Provincia de Guipuzcoa en su Dialecto Guipuzcoano para enseñar desde el púlpito cuando los Párrocos no lo hagan de memoria en lectura de veinte minutas poco mas ó menos cada vez á todos los bascongados de una misma manera con poco trabajo todo lo que deben saber y obrar para hacer una buena vida cristiana, hasta que salga otra mejor. Y á continuacion se proponen unas reflexiones muy importantes sobre la gran necesidad, y utilidad de hacer por lo comun la instruccion catequística, y exortacion general de los pueblos por medio de la lectura pública desde el púlpito en todas las Parroquias de España en un gran catecismo práctico arreglado al Romano de San Pio V. con la autoridad de los Prelados Eclesiasticos y apoyo del gobierno supremo.

 

 

ADVERTENCIAS

 

        Lo primero doy el nombre de Ensayo á esta obra por ser la primera en bascuence: y espero que aunque imperfecta todavia, sirva para facilitar la instruccion de los pueblos hasta que salga otra mejor, y que sera motivo para excitar el celo de otros para perfeccionarla, pues creo que en el pais bascongado hay muchos sugetos, asi en el clero secular, como en el regular mucho mas capaces é instruidos, que yo, asi en el lenguage bascongado, como en el fondo de las materias, para formar con mas perfeccion esta clase de obra, destinada para instruccion general de los pueblos. Pero en el interin que llega á mayor perfeccion, con sola su lectura pública seguida, y continuada podrán los párrocos, y Catequistas bascongados cumplir exactamente con su obligacion: y libres del gran cuidado, y trabajo de formar pláticas doctrinales, y morales en bascuence y de decirlas de memoria en todos los domingos, y fiestas solemnes; podrán desempeñar con mas facilidad las demas obligaciones de su ministerio.

        Lo segundo advierto, que aunque el saber y entender bien la doctrina es absolutamente necesario para salvarse, el saberla solo no basta, si no se aborrece y evita el pecado, y sino se ama y egercita la virtud: y por tanto en estas doctrinas á la instruccion exacta de las verdades cristianas se junta siempre la exortacion á la reforma interior: esto es, á refrenar las pasiones desordenadas, y vivir segun el espiritu de Jesu-Cristo, que nos enseña en su Evangelio.

        Lo tercero, para que la instruccion sea mas solida y mas abundante, y para evitar mas la atencion, y aun la curiosidad, y deseo de saber cosas útiles, é importantes, se ha incluido en las doctrinas lo mas sustancial de la Historia Sagrada, segun el consejo de San Agustin; y especialmente se dan á conocer los grandes males, que nos trajo el pecado original, heredado de nuestro padre Adan; y los inumerables bienes, que nos ha traido Jesu-Cristo, nuestro Redentor y Maestro.

        Lo cuarto, despues de dar una idea del método y division de la obra manifiesto claramente la gran necesidad y utilidad de hacer por lo comun la instruccion del pueblo por medio de la lectura pública en la Iglesia, no solo en el pais bascongado, sino tambien en todos los reynos y dominios de España: y deseo, que todos y especialmente los Ilustrísimos Señores Obispos y los Consejeros de nuestro catolico Monarca lean, y reflexionen los motivos de dicha necesidad, y por eso principalmente doy este Prólogo en lengua castellana: y añado que si se logra establecer esta instruccion general de los pueblos, se logrará tambien con facilidad, é insensiblemente la instruccion separada respectiva de niños, y jóvenes de todas clases en las Iglesias, en las escuelas, y en todas las familias: de cuya falta vienen regularmente todos los vicios, y con ellos todos los males espirituales v temporales de todo el Reyno, de que hablaré mas adelante: y desde luego paso á hablar de él.

 

 

METODO Y DIVISION DE LA OBRA

 

        Lo primero me he propuesto seguir el órden de las preguntas, y respuestas del catecismo del P. Gaspar Astete, que es el que se usa en el pais bascongado, y en Castilla la vieja, añadiendo otras muchas preguntas para mayor esplicacion. Lo segundo arreglarme á las doctrinas del catecismo Romano, ú de San Pio V. en lo que enseña y en lo demas á las doctrinas de Autores clásicos las mas sanas y útiles al pueblo. Y lo tercero proporcionar las pláticas para la lectura de veinte minutos poco mas ó menos: y daré la razon brevemente.

        Y lo primero me ha parecido necesario seguir el órden de las preguntas y respuestas del Catecismo del P. Astete, por que, aunque muy diminuto en algunas cosas muy esenciales, es el único que aprenden los bascongados; y es mucho mas fácil, y útil esplicarles lo que ya saben, pero no lo entienden bien, que querer introducir otro Catecismo , á que es muy dificil acostumbrarlos, sin mucho trabajo suyo, y de los que intentaron enseñarselo, especialmente á los inumerables labradores que no saben leer: pero he añadido por necesidad muchas preguntas y respuestas para mayor esplicacion de las cuatro partes de la doctrina cristiana: y observo el método de proponer en el exordio el asunto de cada plática, su division y su necesidad, é importancia para conciliar la atencion, y hago la esplicacion en dialogo, ú conferencia familiar, y en el epilogo exorto á sacar el fruto correspondiente al asunto.

        Lo segundo he cuidado de arreglarme á las doctrinas del catecismo Romano formado de orden del Santo Concilio general de Trento y dirigido por el Papa San Pio V. á todos los Párrocos de la Iglesia Catolica Romana, para instruccion uniforme de todos los pueblos en las verdades de la Religion católica, por ser el catecismo mas autorizado que tenemos en la Iglesia; pero como no está dirigido inmediatamente á los mismos pueblos, sino á los Párrocos, y en muchos puntos, que no esplica, los remite á la Santa Escritura, y á los Santos Padres, y Doctores ó maestros de la Iglesia, que han esplicado el dogma, y la moral cristiana; me he valido por necesidad de obras de autores clásicos de la mas sana doctrina en lo dogmático, moral y místico: y no los cito por menor por no abultar este Prólogo; y solo advierto que igualmente aborrezco las doctrinas laxas y rígidas, porque las unas ensanchan demasiado la moral, y fomentan el vicio, y las otras con el título de mayor seguridad conducen á muchos á la desesperacion: y procuro buscar siempre en cuanto pueda lo mas verosimil, ó mas conforme á la verdad: pero como mis luces son muy cortas, me puedo engañar, y así en las cosas controvertidas sugeto mi juicio no solo al de la Iglesia y sus Pastores, sino tambien á otros Maestros mas sabios y mas prudentes: y me someto con gusto á su dictamen.

        Y lo tercero me ha parecido conveniente proporcionar las pláticas á la lectura de veinte minutos, poco mas ó menos, para no fatigar demasiado á los oyentes, y dejarlos con ganas de asistir á las pláticas: y por que alguna que otra por la abundancia del asunto ha salido mas larga de lo regular, se pueden con facilidad dividir para dos lecturas; pues para eso están repartidas en distintos puntos. Y por lo mismo siempre que, ó por el mal temporal, ó por las ocupaciones de la Iglesia convenga acortar la plática, se podrá dividir para dos dias, y continuar la segunda parte en el dia próximo festivo, acordando brevemente lo que se dijo en la anterior.

        La obra está dividida en las cuatro partes principales de la Doctrina Cristiana como la del Padre Astate.

        En la primera parte, y en la primera plática ó lectura de la introduccion se declara, en que consiste la verdadera felicidad del hombre, y para lograrla, la necesidad y dicha grande de ser Cristiano no solo en el nombre sino en las obras. En la segunda plática, la señal de la Santa Cruz: modo de hacerla, sus misterios, y el amor que Jesu-Cristo nos manifestó en ella: en la tercera la division de la doctrina y la necesidad de saber y entender sus cuatro partes: en la cuarta y quinta la necesidad de la feé: noticia del símbolo de los Apóstoles: y las pruebas principales de la divina revelacion de las verdades contenidas en la Santa Escritura, y tradicion: en la sesta y séptima la existencia de un Dios; sus perfecciones mas conocidas; y el misterio de la Santísima Trinidad. En la óctava, nona y décima la historia de las obras de la creacion en general; y la de los Angeles y la del hombre en particular; y pruebas de su inmortalidad. En la undécima y duodécima la historia exacta del pecado original y sus funestas resultas; y la necesidad y esperanza de su remedio por nuestro Divino Salvador. Y en las seis pláticas siguientes el compendio de la Historia Sagrada desde Adan hasta la venida de Jesu-Cristo: y sucesivamente en muchas pláticas separadas la historia y doctrina de los misterios de la Encarnacion del Verbo Divino, Visitacion de la Virgen Santisima á Santa Isabel, Nacimiento de Jesu-Cristo, Circuncision, Epifanía, Presentacion en el Templo, huida y vuelta de Egipto á Nazaret: lo ocurrido en el Templo á los doce años; y su vida oculta hasta los treima años; y á continuacion, su vida pública; Bautismo, Tentaciones, Milagros y Doctrina; su pasion y muerte con extencion; Resurreccion; Ascension; venida del Espíritu Santo; Establecimiento de la iglesia, y notas de su verdad, é infalibilidad; la comunion de los Santos; el perdon de los pecados; la resurreccion de la carne; y la vida perdurable; con la esplicacion exacta y consideracion de la buena y mala muerte; del juicio particular; del juicio universal; de la gloria eterna; de las penas del infierno y su eternidad: y de las penas del purgatorio en pláticas propias: y últimamente la esplicacion de la Bula de la Santa Cruzada, para aliviar este trabajo anual á los Párrocos. Y asi en la primera parte de la doctrina se encuentran la historia abreviada de la Religion, de sus Dogmas y Misterios mas principales: abundante materia de oracion y consideracion y los motivos mas eficaces para exortar al pueblo á aborrecer el vicio, y vivir cristianamente. Todo en cuarenta y tres pláticas.

        En la segunda parte en otras diez pláticas se esplica con claridad lo perteneciente á la necesidad y utilidad de la oracion; el modo práctico de hacerla con fruto acompañada con alguna meditacion y consideracion; y á continuacion con bastante extencion se declaran el Padre nuestro, la Ave Maria y la Salve; y la devocion verdadera de la Virgen Santísima.

        En la tercera parte se esplica igualmente la Moral Cristiana práctica; que consiste en evitar el pecado y exercitar la virtud. Y despues de hablar en dos pláticas del pecado mortal y del venial, y en siete pláticas de los siete pecados capitales y sus remedios, se declaran las cuatro virtudes cardinales; y á continuacion los mandamientos de la ley de Dios y de la Iglesia, tratados menuda y practicamente: todo en cuarenta y un pláticas.

        Y últimamente en la cuarta parte se esplican del mismo modo lo tocante á la gracia habitual ó justificante; y á la actual y excitante; los Sacramentos en general, y cada Sacramento en particular con bastante extension, especialmente los de la penitencia, comunion y matrimonio; todo en veinte pláticas: y las de la primera y segunda parte compondran un tomo en 4.° y las de la tercera y cuarta parte el segundo tomo: y á continuacion de este Prólogo en lugar de Indice alfabético se ha puesto en castellano una tabla analitica de todos los asumptos de cada plática bascongada con dos advertencias para los bascongados y castellanos.

 

 

Necesidad y utilidad grande de hacer por lo comun
la instruccion y exortacion general de los Pueblos
por medio de la lectura desde el púlpito,
no solo en el pais bascongado,
sino tambien en todos los dominios de España,
en un Catecismo práctico arreglado al Romano.

 

        El titulo mismo de Ensayo de esta primera obra bascongada «para enseñar desde el púlpito en lectura de veinte minutos cada vez á todos los bascongados de una misma manera con poco trabajo todo lo que deben saber y obrar para bacer una buena vida cristiana, hasta que salga otra mejor.» Manifiesta claramente el fin principal de esta obra, que es facilitar en todas partes la instruccion necesaria de los pueblos quitando de un golpe todos los embarazos, que hasta ahora ha habido, los hay al presente, y los habrá siempre para esplicar con la debida claridad, exactitud, frecuencia y uniformidad las cuatro partes principales de la doctrina cristiana, sino se adopta generalmente el método facil, sólido, y uniforme de la lectura desde el púlpito con la autoridad de los Prelados Eclesiásticos y con el apoyo del Gobierno supremo.

        A la verdad, no hay asunto alguno en que interesa mas la felicidad eterna de las almas y aun la temporal de los Reinos, como es la debida instruccion de los pueblos en nuestra Santa Religion: lo que se conoce con toda evidencia haciendo una pequeña reflexion á los inumerables bienes espirituales y temporales, que trae consigo la debida instruccion en la religion; pues con su práctica todo está en buen orden con Dios, con nosotros mismos, y con nuestros prójimos; y sin ello todo es desorden, todo es vicio: y son incomparables los males y desdichas que nos acarrea á todos la ignorancia de las verdades prácticas de la Religion Cristiana. Y por tanto, asi el mismo Dios en las Santas Escrituras, como Jesu-Cristo nuestro Divino Maestro, y sus Santos Apóstoles y demas Santos Padres y Doctores de la Iglesia, como esta en sus Santos Concilios generales y estatutos de los Papas y de los Obispos ninguna cosa encargan y mandan mas estrechamente que la debida instruccion en la Ley de Dios. Y como esta verdad es tan clara y conocida de todos, no hay necesidad de entenderme en sus pruebas.

        Pero no obstante, ó sea por la malicia del Demonio, nuestro enemigo comun, ó por justo castigo de Dios, la esperiencia enseña que no se hace todavia generalmente aun en medio del Cristianismo en la mayor parte de las Parroquias, como lo tiene mandado nuestra Santa Madre la Iglesia Católica Romana, la instruccion Catequística necesaria, para que los pueblos entiendan bien las obligaciones practicas de la vida Cristiana, esplicadas en las cuatro principales partes del Catecismo Romano y arreglen á ellas su conducta ú modo de vivir. Pues los mas de los Párrocos (aun de los que predican con frecuencia) solamente se contentan por lo regular con hacer algunas exortaciones, ú reprensiones morales, sin tomar el trabajo de esplicar con claridad, y con exactitud los puntos mas necesarios para hacer una buena vida Cristiana, ya sea con respeto al conocimiento debido de las verdades contenidas en el credo, ya sea el modo práctico de hacer la oracion con fruto: ya sea á las obligaciones generales y particulares, que nos imponen los mandamientos, respecto de Dios, de nosotros mismos y de nuestros proximos, no solo en lo exterior, sino tambien en lo interior; é ya sea á las disposiciones necesarias para recibir con fruto los santos Sacramentos y especialmente los de la Penitencia y Eucaristía. Pero sobre todo omiten regularmente la esplicacion exacta de las grandes verdades que sin el fundamento y cimiento sólido de la vida Cristiana, que es el dar é imprimir en todos, sean grandes, sean jóvenes, ó niños, que se disponen para la primera comunion, una idea clara y distinta no solo del fin eterno, dichoso y feliz, para que Dios crió á nuestros primeros padres Adan y Eva y de los grandes dones de gracia y justicia original que para lograrlo les dió en el estado de la inocencia para sí y para todos sus descendientes; sino principalmente del pecado horrible de soberbia, é inobediencia (llamado original) que por instigacion del Demonio cometieron, quebrantando el mandamiento facil, que Dios les impuso de no comer la fruta vedada con que perdieron para sí y para nosotros aquellos grandes dones y nos trageron los innumerables males y miserias que todos esperimentamos asi de parte del cuerpo, cuyas enfermedades, molestias y muerte, frutos de aquel pecado, nos son mas conocidos; como de parte del alma, cuyos males espirituales mayores y mas funestos no se conocen facilmente, sino se esplican con exactitud, y sino se consideran atentamente: y son no solamente la perdida de la gracia y de la gloria, y la condenacion á un infierno eterno, si con el Bautismo no se quita aquel pecado; sino tambien, aun despues de perdonado, esta ignorancia y ceguedad grande, que todos heredamos, para conocer las cosas espirituales; esta perversa inclinacion y fuerte propension que todos tenemos á los bienes caducos y gustos breves y pasageros de este mundo; esta grande repugnancia para reprimir, y vegetar nuestras pasiones desordenadas, y especialmente la soberbia y ambicion, la avaricia y codicia insaciable del dinero; la lujuria ú apetito grande de los placeres del cuerpo; la gula y sensualidad; la colera; la embidia; y esta pereza, tedio, desidia , flogedad é insensivilidad, que tenemos para buscar los bienes espirituales y eternos; y al mismo tiempo la ansia y afan con que nos ocupamos en buscar los temporales: á que se juntan las continuas tentaciones del Demonio, los malos exemplos, y burlas de los mundanos; las continuas sugestiones de la carne; y los peligros y ocasiones que nos rodean por todas partes. Todo lo cual nos viene del pecado original, y prueba claramente la necesidad absoluta, que teniamos de un Salvador, que fuese nuestro Redentor, nuestro Soberano Medianero con Dios y nuestro verdadero Maestro celestial; y nos descubre la infinita é incomprensible bondad de nuestro Dios, que ha querido de pura gracia darnos á su eterno y propio hijo , hecho hombre, no solo para redimirnos y sacarnos de la esclavitud del Demonio, y del pecado á costa de su Pasion y muerte, reconciliarnos con su eterno Padre y volvernos los derechos perdidos; sino tambien para enseñarnos con su exemplo y doctrina y ayudarnos con su gracia á hacer una vida nueva, enteramente opuesta á las viciosas inclinaciones de la naturaleza corrompida, y merecer la vida eterna.

        De esta doctrina fundamental se infiere claramente lo primero la necesidad indispensable de creer con humildad las verdades que Dios ha querido enseñarnos; pues que nuestro entendimiento por mas despejado que sea, es como un topo, sin la luz de la fé para entender cosas tan sublimes. Lo segundo la necesidad de desconfiar de nosotros mismos, y de poner toda nuestra confianza en la gracia y socorro de Jesu-Cristo, y de pedirla continuamente, pues que nuestra voluntad esta cegada por las pasiones, y es como un pobre enfermo, tullido, flaco y desvalido y mas inclinado al mal que al bien; y con sus debiles fuerzas nada puede hacer por si solo en el negocio importantísimo de la salvacion, pero todo lo puede con la gracia de Jesu-Cristo. Lo tercero la necesidad de aprender y entender bien la doctrina de Jesu-Cristo que nos la enseñó no solo de palabra sino tambien de obra con el exemplo de todas las virtudes; y lo cuarto especialmente la necesidad de velar y pelear continuamente contra nuestras perversas inclinaciones y pasiones desordenadas, y particularmente de ser á imitacion de Jesu-Cristo mismo, humildes y mansos de corazon, y de ser caritativos, compasivos y sufridos con nuestros proximos; pues sin estas virtudes en algun grado es imposible guardar los mandamientos de la Ley de Dios.

        Digo pues, que estas y otras grandes verdades practicas, necesarias á todo buen Cristiano no se aprenden, ni se enseñan en los pequeños catecismos destinados para enseñar á los niños y para examinar en doctrina á todos los de el pueblo, ni tampoco regularmente en las pláticas ú sermones Morales de mera exortacion ú reprension, que producen muy poco fruto, por que suponen al auditorio bien instruido y no lo instruyen en sus obligaciones. Y, exceptuando á los Cristianos, que manejan libros de solida doctrina, y á los que logran la dicha de tener Párrocos ó Catequistas celosos y practicos en explicar exacta y frecuentemente toda la doctrina Cristiana, todos los demas Cristianos de todas clases y estados, grandes y pequeños no saben con fundamento la doctrina Cristiana práctica por falta de la debida esplicacion: y de aqui se sigue naturalmente la relajacion de costumbres que se advierte generalmente; y que muchísimos que parecen buenos Cristianos en lo exterior son en lo interior unos pobres ignorantes, que no saben su religion, sino por la corteza y muy superficialmente. Y como flacos, é inclinados al mal, puestos en la ocasion se dejan vencer con facilidad, de la pasion y tentacion, ya de robar ó defraudar: ya de la códera y venganza: ya de la gula y embriaguez: é ya de las diversiones indecentes y provocativas de bayles: ya de la inclinacion á los juegos de cantidad notable, escandalosos y perjudicialísimos asi mismos y á sus familias; é ya de otros innumerables desordenes que se van perpetuando por ignorancia culpable de las obligaciones cristianas, á que se sigue la falta del santo temor de Dios y el acostumbrarse al vicio: y de aqui vienen todos los males espirituales y temporales de las Familias, de los Pueblos y de todo el Reyno, como al contrario á una educacion buena y sólida, é instruccion frecuente en la niñez, en la juveutvd y edad madura se debe regularmente la reforma interior de las pasiones, la debida obediencia á todos los superiores y la practica constante de las virtudes cristianas y con ella la paz y tranquilidad general &. &.

        Digo pues igualmente que con todos los remedios tomados hasta ahora, no se halla establecida, ni practicada por punto general la esplicacion necesaria y debida instruccion de la doctrina cristiana en sus cuatro partes principales; y por consiguiente hay mucha, y muy crasa ignorancia de las verdades prácticas, y hay absoluta necesidad de esplicacion exacta, sólida, frecuente, y uniforme de la doctrina cristiana, no solo para los niños y jóvenes, sirio tambien para todo el Pueblo, asi en lo perteneciente á la Feé católica, como á la Moral, ó modo práctico de vivir cristianamente. Y que sino se adopta el método de la lectura pública en las Iglesias, continuarán los embarazos que hasta ahora han tenido los Párrocos y catequistas para hacer de memoria dicha esplicacion con la debida exactitud y frecuencia: y subsistirá la ignorancia con gran peligro de perder la Feé, y las buenas costumbres. Y para evitar estos males tan grandes y lograr los innumerables bienes que trae consigo la instruccion exacta de la Ley de Dios y para que todos tengan un mismo modo en enseñar y no haya el grande inconveniente de la diversidad de opiniones que causan escandalo al pueblo no hay otro medio ni mas pronto, ni mas fácil, ni mas solido, ni mas permanente, que el de poner en manos de los Párrocos y Catequistas una misma esplicacion de toda la doctrina cristiana dirigida al Pueblo, fijando en cada Parroquia un exenplar á costa de la Fabrica de la Iglesia, como libro Parroquial autorizado por todos los Prelados Ecclesiasticos con orden á todos los Párrocos y sus Tenientes de hacer en todos los Domingos, y dias solemnes al tiempo de la misa popular la lectura pausada de dicha explicacion seguida y continuada: cuando ellos mismos no la quieran hacer de memoria. Y para su puntual observancia los Prelados Ecclesiasticos deberán encargar en cada partido á personas de toda virtud y confianza les avisen cualquiera falta culpable en un asunto tan importante para todos. Lo que conviene estender igualmente á las Iglesias de los Regulares á donde acude mucha gente para que sea mas general la instruccion y su fruto. Y asi, aún en los tiempos en que los Párrocos ó por falta de salud ó por otras ocupaciones ó ausencias justas ó por falta de libertad y desembarazo para explicar de memoria, ó por falta de vóz no predicasen: ó por no poderse encontrar sostituto, ó Vicario interino práctico en el púlpito, en tiempos de vacantes, faltase la doctrina; con el medio fácil de la lectura de la doctrina desde el púlpito, ó por si, ó por otro Sacerdote, se asegura para siempre la instruccion necesaria de todos los pueblos: que es una ventaja imponderable. Y en la sustancia no es nuevo este proyecto, sino muy antiguo, y muy recomendado con Exortos é Indulgencias por los Ilustrísimos Señores Obispos de España y Portugal, como muy necesario para instruir al pueblo con la lectura desde el púlpito: á cuyo fin escribieron sus doctrinas catequistas el Venerable Fr. Bartolomé de los Mártires Arzobispo de Braga: y por encargo de la Reyna Doña Catalina de Portugal, el Venerable P. Fr. Luis de Granada: y otra el Venerable P. Juan Eusebio de Nieremberg con el titulo de Práctica del Catecismo Romano, que se ha leido desde el púlpito en muchas partes: cuyo Prólogo es digno de leerse: y aun el famoso catecismo de Pouget, con el titulo de Instrucciones generales, fué formado por orden del Señor Obispo de Mompeller para lectura pública desde el púlpito: y el Prólogo del traductor castellano merece ser leido de todos. Y solamente en el método, y en el modo, que se desea, y propone mas autorizado, y mas estrechamente ordenado, y mandado se diferencia este proyecto. Y repito, que vista la experiencia de los embarazos que hasta ahora ha habido, y habrá siempre por lo regular para hacer de memoria la explicacion sólida, y frecuente necesaria de la doctrina cristiana, y los muchos, y grandes motivos, (que el Ilustrísimo Señor Don Francisco Valero, Arzobispo de Toledo expone en su grande y célebre Carta Pastoral) «ay para temer que la ignorancia de las verdades cristianas es mayor de lo que se hace juicio, para que todos, en cuanto les sea posible, soliciten el remedio» no queda otro ni mas facil ni mas pronto, ni mas sólido, ni mas permanente, ni mas uniforme, que el que se propone de la lectura pública en todas las Iglesias, seguida, y continuada de la explicacion de las cuatro partes de la doctrina cristiana con arreglo al catecismo Romano, dirigida á los pueblos: con la autoridad, y mandato de los prelados Ecclesiásticos y con el apoyo del Gobierno supremo. Y con solo este remedio, y no con otro, se cumplirán exactamente los mandatos de los Sumos Pontífices Clemente XIII y Pio VI dirigidos en sus Bulas Enciclicas de 1761 y de 1776, á todos los Obispos Catolicos, inculcandoles la obligacion estrecha de cuidar, que en sus Obispados se haga por los Párrocos la explicacion frecuente y uniforme de la doctrina de Jesu-Cristo con arreglo á dicho catecismo Romano: como remedio principalisimo de las necesidades espirituales del Pueblo Cristiano: y antidoto, que nos preserve de los peligros de las heregias, y de las novedades impias de los libertinos, que apegados solamente á lo temporal, no hacen caso, ni aprecio de la eternidad de la gloria, ni del infierno: y con su conducta escandalosa, y pestífera atraen á innumerables ignorantes, y flacos a la perdicion eterna. Y espero que Dios nuestro Señor moverá los corazones de los Ilustrisimos Señores Arzobispos, y Obispos de España y de los Consejeros de nuestro Catolico Monarca y de otros innumerables doctos espirituales, y celosos de la nacion para buscar los medios oportunos y eficaces para la egecucion de este importantisimo proyecto: asi con respeto á la formacion de la obra, como á su uso uniforme en todos los dominios de España.

        Y entonces los Párrocos mismos, (desembarazados del gran cuidado y trabajo de formar por si pláticas doctrinales con su explicacion, y exórto correspondiente) y todos los catequistas, y los padres de familias; los maestros de primeras letras y de gramática, y aún todos los buenos Cristianos que aspiren á una virtud mas sólida y mas perfecta: encontrarán en la continua lectura de semejante obra clásica y magistral reunido lodo lo necesario de dogma, moral y mistico para su propio aprovechamiento, y para enseñar facilmente á todos los que estan á su cargo: y de dicha obra se podran extraer y formar los catecismos menores para niños y jovenes con mas uniformidad y mayor provecho: y creo que todos, persuadidos intimamente de la necesidad absoluta de mayor y mas sólida instruccion que la que ha habido hasta ahora, se dedicarán con mas celo, con mas cuidado y con mas aplicacion, á instruir y educar respectivamente á los hijos, domesticos, discipulos y feligreses con el conocimiento mas exacto de las maximas del Evangelio de Jesu-Cristo.

        Y con este mismo fin se dá á luz éste Ensayo aunque todabia imperfecto, de la explicacion de toda la doctrina de Jesu-Cristo, repartida en ciento catorce pláticas bascongadas, en dialecto guipuzcoano, que entienden aun generalmente los Navarros, Vizcainos y Alaveses, dirigidas á los pueblos bascongados: para aliviar el trabajo de los Párrocos, y catequistas, con su lectura pública á la que podran ellos mismos añadir si algo se les ofrece necesario, ó conveniente para su pueblo y podran tambien servir particularmente para los nuevos Predicadores y confesores bascongados, asi por la dificultad en el lenguage, como por la importancia de los asuntos; y para que los paisanos amantes del bascuence dentro y fuera del Pais, tengan con la lectura de sola ésta obra motivo para no olvidar su lenguage nativo, y para saber con fundamento la Religion y ley que profesan. Y, sugetando toda la obra y éste Prólogo, como lo hago gustosamente, no solo al juicio y censura de Nuestra Santa Madre la Iglesia Calolica, y sus Pastores, y á mis legitimos Superiores; sino tambien al dictamen de otros mas sábios y mas prudentes, ruego á Dios nuestro Señor que todo lo ordene y encamine para su mayor honra y gloria y para la salvacion de las Almas.

 

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